Muchos problemas ha tenido Brasil hasta llegar al inicio de la Copa del Mundo.
¿El principal? El descontento de la gente por los gastos del gobierno en este evento, en especial los realizados en el Estadio Nacional Mané Garrincha de Brasilia, una ciudad sin grandes clubes de fútbol, pero ahora con el segundo estadio más grande del país y el segundo más caro del mundo (U$900 millones, detrás del estadio de Wembley en Inglaterra, que costó U$1.250 millones).
Su costo aumentó durante su construcción, que estuvo a cargo del consorcio Andrade Gutiérrez, el que también hace grandes contribuciones a campañas políticas locales y es uno de los grandes benefactores del Partido de los Trabajadores (PT) de la presidenta Dilma Rousseff.
Esto ha despertado el descontento de muchos sectores, lo que ha generado una campaña para cambiar la ley que permite este tipo de aportes por parte de privados que puedan resultar luego beneficiados con favores políticos.
Con respecto a este tipo de iniciativas, no hay muchas expectativas entre la población de Brasilia, que espera que el Senado aplace la votación. Esto a pesar de las presiones de organizaciones como la ONG Avaaz, cuyos activistas en solo una hora llenaron con 2 mil e-mails los correos de los senadores con el petitorio. Por su parte, el Supremo Tribunal Federal también analiza el tema en paralelo.
Michael Freitas, director de campañas de Avaaz en Brasil, explicó a Publimetro que “esto es un asunto muy grande para nosotros. El 75% de todos los fondos para campañas vienen de empresas y un 95% de estos, de grandes empresas”.
Avaaz espera que la segunda semana de julio, luego de la copa, el proyecto pase para el senado con el apoyo de 60 de los 81 legisladores, para luego en agosto o setiembre pase a la cámara de diputados.
Dentro de estos problemas políticos y sociales en torno al Mundial, el Mané Garrincha es solo uno de los estadios inmersos en la polémica.
Sin ir más lejos, el estadio de Manaos también fue construido sin tener equipos profesionales en la ciudad, y el Arena Corinthians de Sao Paulo recibió el juego inaugural entre Brasil y Croacia sin ser terminado, a pesar de su alto costo (515 millones de dólares), mientras más de un millar de familias sin casa acamparon durante su construcción pidiendo mejores oportunidades de vivienda.
El pasado domingo, Suiza y Ecuador llegaron a Brasilia para el primero de siete partidos en el Garrincha. Y al igual que la vida del legendario Garrincha, que a los 49 años murió solo y alcohólico tras ser estrella del “Scratch”, no se ve un final feliz para la mole que lleva su nombre luego de la copa. A corto plazo, se espera que este estadio solo sirva para recibir a grandes estrellas musicales. De hecho, Beyoncé y Aerosmith ya lo usaron como sede de sus giras el 2013.
Nunca se llenará
72.800
espectadores es la capacidad del Mané garrincha
1.176
es el promedio de hinchas por partido en brasilia. En todo el 2013, solo 89 mil personas han ido a un
estadio.
Sembrando favores
500
veces aumentó la constructora del Mané Garrincha sus donaciones a partidos políticos antes del Mundial desde el 2010.
Salió caro
201%
se calcula que ha sido el sobrecosto del Mané Garrincha.