Son distintos los motivos que pueden alejarnos de la práctica de algún deporte.
Las lesiones y sus respectivos tiempos de recuperación, los problemas por horarios u obligaciones inesperadas y la falta de incentivo, el combustible esencial para cualquier deportista, son algunas de las posibles causas que integran la lista. En estas situaciones hay un factor importante que no hay que dejar de lado: el tiempo de inactividad. Si se tiene una rutina o se practica algún deporte periódicamente y se optamo por dejarlo por algún motivo, hay que tener en cuenta que la facilidad -o dificultad- para retomarlo dependerá del plazo en el que se esté inactivo. Para todos los que llevan un tiempo sin entrenar y quieren volver a hacerlo, a continuación les acercamos algunos consejos que los ayudarán a concretarlo:
Luego de un período breve: Retoma de a poco, pero sin miedo
El clima no acompañó, caíste en cama por enfermedad o decidiste dormir un poco de más. Ok, a todos nos pasa. Pero vale la pena recordarle al cuerpo lo bien -y lo útil- que se puede sentir al hacer ejercicio. En estas situaciones lo mejor es no complicarse: prueba con salir a dar una vuelta por el barrio.
Lo más probable es que empieces a correr y el cuerpo, gracias a su memoria, te retribuya el estímulo con buenas sensaciones. Como estamos hablando de un parate breve, lo más probable es que no estés fuera de estado y te sientas fuerte luego de correr entre 10 y 15 minutos. No esperes sentir el shot de endorfina que renueva las energías: ese estímulo se consigue luego de correr durante más de 30 minutos -aunque, si te sientes con la suficiente energía, puedes ejercitarte el tiempo que consideres necesario, siempre y cuando no te esfuerces de más.
No olvides entrar en calor con movimientos de articulaciones y extremidades antes de correr ni elongar al finalizar el estímulo. Buscamos que este retorno no te deje de cama gracias a una contractura.
¿Los días se hicieron semanas?
Busca compañía En este caso, la inactividad te abrazó por un período más prolongado. Digamos que fueron algo más de siete a diez días sin ejercicio alguno. Aquí es fundamental que no aparezcan las dudas ni los titubeos: tienes que encontrar una razón para mantenerte activo. Si no tienes suerte, prueba buscando compañía.
Cuando no sabes si realizar ejercicio o quedarte sentado, levantar el teléfono y recurrir a algún compañero es algo que debes considerar. ¿Por qué? La actividad física en conjunto motiva -entusiasma ver cómo otro realiza el mismo esfuerzo-; desarrolla lazos -lo cual es muy importante para mantener arriba el ánimo-; y abre el espacio para cierta competencia sana -no contra el compañero, sino contra uno mismo para mejorar y verse en buen estado.
En cuanto a la intensidad, puedes probar con una rutina progresiva. Si no han pasado más de dos semanas desde la última vez que te ejercitaste es difícil que experimentes cansancio excesivo si sales a correr moderadamente.
Un mes o más sin transpirar una gota: Consulta con un entrenador
Este es el peor de los escenarios. No te sentiste con la confianza o la energía suficientes para retomar, y decidiste patear el compromiso hasta que vencieran todos los plazos. No te preocupes, sigue habiendo una segunda oportunidad.
En estas situaciones, también entra a jugar el estadio previo al período de inactividad. Por ejemplo, los atletas en buen estado físico pueden estar tres meses sin ejercitarse y perder únicamente la mitad de su capacidad aeróbica, mientras que los aficionados pueden perder toda su condición aeróbica tras dos meses sin actividad deportiva.
Aquí lo importante es consultar a algún preparador físico o especialista para que arme una rutina de trabajo. Si no conoces a nadie que pueda darte una mano con esto, invierte tu dinero en un gimnasio: allí recibirás el asesoramiento necesario para recuperar la fortaleza de tu cuerpo entrenado. Como explicamos arriba, el tipo y el período de reintegración va a depender de la condición previa al plazo de inactividad.
Algunos tips para que no pierdas la energía
Si te estás ejercitando periódicamente, no olvides que hay algunas cosas que puedes hacer para mantener la motivación.
Primero, no olvides que puedes ejercitarte al aire libre: 25 Minutos en bicicleta son más beneficiosos afuera, donde tienes que luchar con el viento y el terreno, que en interiores sobre un rodado fijo.
Segundo, incrementa la intensidad progresivamente: Empieza despacio hasta que el ejercicio se vuelva un hábito. Si tienes comienzos explosivos, tu cuerpo te responderá negativamente.
Tercero, y último, mantén un registro de tus logros: Muchos deportistas llevan diarios en los que anotan la cantidad de saltos, repeticiones o kilómetros de cada sesión. Esta metodología permite observar el progreso -lo cual es muy emocionante- y fijar nuevas metas.