La modelo estrena cinta junto a Cameron Díaz, protagonizando una de las escenas más divertidas de la película.
Desde que en 2011 protagonizase la portada de Sports Illustrated, Kate Upton ha sabido pasar de una moda a una figura que permanece y es capaz de reinventarse sin perder los orígenes rubios y voluptuosos que la hicieron famosa.
Cada año hay dos o tres cuerpos femeninos que logran algún titular por su exuberancia, cuerpos de los que apenas se conocen los nombres y que se confunden unos con otros, sin identidad, capaces de atraer nuestra atención únicamente los cinco segundos que los vemos en la hoja del periódico o en el reportaje televisivo.
Sólo el orgullo puede impedir que el responsable de Victoria Secret que rechazó a Kate Upton por «gorda» esté retorciéndose de dolor en algún oscuro despacho norteamericano.
Y Upton no solo posee un cuerpo generoso, sino que sabe aceptar las posibilidades que su físico le brinda para alternar las portadas de revistas con las del cine. Es el caso de «No hay dos sin tres», la nueva incursión de la modelo en el cine después de «Los tres chiflados».