Autos autónomos, sin conductor, robóticos, incluso "coches drones": llámelos como quiera, lo cierto es que los automóviles que se manejan solos están a la vuelta de la esquina.
Puede ser cuestión de un par de años, o a lo mejor un par de décadas, pero pocos expertos en el Salón del Automóvil que se realiza en estos días en Ginebra (Suiza) negarían que algún día estos aparatos que hoy son de ciencia ficción serán una realidad.
Sin embargo, mientras que empresas de la talla de Google, BMW, Ford e IBM trabajan en la tecnología, se le ha prestado menos atención a lo que todo esto significaría para los pasajeros.
El grupo de expertos de automóviles suizo Rinspeed ha tratado de dar una posible visión de ese futuro con su Xchange Concept Car, que se estrenó en Ginebra.
"Quería poner el énfasis en el pasajero, no en la tecnología de autoconducción", dice el fundador y director ejecutivo de Rinspeed, Frank Rinderknecht.
"Viajar en un coche sin conductor ya no me obliga a mirar a la carretera y puedo usar el tiempo con más sentido".
"La pregunta que surge entonces es ¿me gustaría trabajar, dormir, leer, hacer las actividades que podría hacer en un tren o un avión?"